La Reforma Constitucional es un desafío muy importante para la provincia de Santa Fe que tiene que encontrar el momento oportuno, que debe ser asumido sin apuros por toda la sociedad, que excede a la política y que debe trascender también la contingente necesidad electoral de uno u otro dirigente.
Si alguna de estas condiciones no se verifica, se corre el riesgo de que una decisión de tamaña trascendencia no sea comprendida por quienes son los verdaderos soberanos que legitimarán o impugnarán la Reforma: los ciudadanos y ciudadanas de toda la provincia.
Estamos persuadidos de que no es el momento oportuno. Los santafesinos tienen urgencias de las que las autoridades no podemos distraernos. Para citar sólo las más relevantes:
La seguridad. El gobierno provincial no ha acertado en reducir sostenidamente la violencia de algunos barrios y los permanentes robos, entraderas y arrebatos, alguno de los cuales terminaron además con pérdidas irreparables como el caso de Luisina, en Fomento 9 de Julio.
La educación. Llevamos ya 5 días de clases perdidas y 2 días más de paro la semana próxima que no se sabe cómo ni cuando se recuperarán: también este es un daño irreparable para los niños y jóvenes que necesitan de una escuela pública que debe ser la gran herramienta de progreso que los prepare para un mundo fascinante de cambios pero que demanda habilidades sin las cuales el futuro traerá nuevas y mayores desigualdades.
La infraestructura, y gestión de riesgos, especialmente la necesaria para los barrios más vulnerables y la producción. La sequía que afecta a nuestros productores devela la falta de preparación tanto como el fenómeno inverso de las inundaciones sufridas en 2016 y 2017, todo ello previsible con alertas tempranas, planes de contingencia y planes directores de obras que se lleven adelante.
Los niños y los jóvenes. Cada día que un niño pasa sin alimentación, sin afecto, sin cuidados, sin un entorno que lo ame y lo estimule; cada día de un adolescente con problemas durante el cual no es ayudado y acompañado, se hipoteca gravemente su futuro y se generan problemas para toda la sociedad. Las fuertes críticas realizadas desde diversos organismos a las políticas de niñez y adolescencia de la provincia exigen la urgente dedicación directa de las máximas autoridades asumiendo las decisiones políticas que mejorarían la situación.
Además, se ha estimado que el costo de la reforma rondaría los 800 millones de pesos. En un momento en el que el país, y especialmente los compatriotas que atraviesan más dificultades, están haciendo un gran esfuerzo, la política tiene que ser austera y cumplir una función de ejemplaridad.
Con esos fondos podrían construirse 32 jardines infantiles, o 27 escuelas, o 400 cuadras de pavimento, o la ampliación de la red de agua potable del Gran Santa Fe, obras que solo en un año -como lo demostramos en la ciudad de Santa Fe- podrían concretarse con la mejor calidad generando además muchos puestos de trabajo.
Es un problema de prioridades. ¿Adónde los políticos ponemos nuestros mejores esfuerzos, energías, recursos? ¿En convencer legisladores para habilitar la reforma, luego en el proceso de funcionamiento de la convención, luego en las listas de candidatos, luego en próximas elecciones? ¿O, por el contrario, en las urgencias que ilustramos y que son las que nos trasladan los vecinos todos los días para que nos ocupemos?
Proponemos un amplio consenso para unificar las elecciones de constituyentes con las próximas elecciones de 2019, o con las intermedias de 2021, abriendo el debate sin saber quiénes serían las futuras autoridades, además de tomar tiempo para mejorar algunas de las urgencias que no pueden esperar.
Una Reforma Constitucional bien hecha será aquella que responda a la pregunta de qué provincia de Santa Fe queremos para el Siglo XXI. Cómo aseguramos la justicia mejorando la selección, el control y la rendición de cuentas en el sistema judicial, cómo mejoramos la representación legislativa, como incorporamos nuevas instituciones de participación ciudadana en las decisiones, como hacemos más transparente al Estado todo. Qué herramientas necesitamos para la inserción productiva en el mundo de la bioeconomía, de los avances acelerados de la tecnología, de un contexto extraordinariamente desafiante para bien y para mal. Como jerarquizamos a Rosario, Santa Fe, Rafaela, Reconquista y Venado Tuerto y sus áreas metropolitanas en el que será el siglo de las ciudades. Actualizar los derechos y los mecanismos para hacerlos efectivos, consagrar acciones positivas para garantizar la igualdad de oportunidades de las mujeres, la atención a los mayores y a las minorías.
Esta agenda, que es la de la Santa Fe que soñamos para el futuro, no puede estar subordinada a la premura y las -en todo caso legítimas- ganas de un gobernante de tener un período más de gobierno.