El quinto encuentro del Ciclo de Seminarios Web de Sembrar, el espacio de ideas que conduce José Corral, tuvo como expositores esta semana al exministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, y a la decana de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNL, Larisa Carrera, quienes abordaron cuestiones vinculadas a salud pública y pandemia.
Durante la presentación, José Corral repasó que el espacio ya tuvo como disertantes a los diputados nacionales Mario Negri, Brenda Austin y Fabio Quetglas, al economista Martín Tetaz, y a la especialista en Educación, Gabriela Fairstein, y recordó que si bien Sembrar es un espacio de ideas que nace de Juntos por el Cambio, tiene una vocación de convocatoria amplia y “reúne valores como la defensa de la libertad, la lucha por la igualdad, el respeto y el apego a las instituciones y la ley, y desde esos valores asumimos la política”.
Entre los asistentes a la videoconferencia estuvieron legisladores nacionales, intendentes, concejales, presidentes comunales y dirigentes políticos y sociales de toda la provincia, que pudieron seguir además la transmisión a través de la página de Facebook del dirigente radical.
Ninguneo, enamoramiento y grieta
En su presentación, Adolfo Rubinstein consideró que en el inicio de la pandemia, la Argentina tuvo semanas valiosas para tomar decisiones, pero que fueron desaprovechadas por el Gobierno. “Hubo una primera etapa de minimización del problema. Debíamos haber tomado decisiones entre la segunda quincena de febrero y la primera de marzo: hacer un buen relevamiento del sistema sanitario, fundamentalmente para saber el número efectivo de camas de terapia intensiva; aprovechar para comprar reactivos para detectar el virus. Pero hubo un ninguneo absoluto por parte del Gobierno”, aseguró el exministro de Salud.
Luego vino la declaración de la cuarentena, una medida que consideró adecuada porque permitió frenar la velocidad propagación del COVID, pero que “no es ningún remedio, porque el virus sigue a la vuelta de la esquina: no se ha erradicado, sino que el aislamiento lo que permite es contar con tiempo para mejorar la respuesta hospitalaria y comunitaria”.
En ese punto, consideró que la salida exitosa de la cuarentena necesita de una detección rápida de casos, accionar para minimizar los contactos, y aislarlos, para bloquear rápidamente la propagación del virus”. En ese punto, señaló que “no se ve un claro plan estratégico de salida”, que involucre la protección de población vulnerable -ancianos frágiles, o personas con enfermedades crónicas-, un abordaje de las poblaciones especiales -como la que vive en barrios de emergencia, geriátricos, neuropsiquiátricos, y cárceles-, y proteger a los trabajadores de la salud, todo acompañado por la continuidad de las medidas de protección -uso de barbijo, lavado de manos, etc.-.
Rubinstein consideró que “el gobierno está entrampado. Se ha enamorado de la cuarentena, porque el Congreso ni la Justicia funcionan, la imagen del Presidente se ve fortalecida, y para cualquier proyecto hegemónico de poder esas condiciones son ideales por el momento”, alertó.
En esa línea, apuntó que “el Gobierno ha inventado un nuevo relato: cuarentena o muerte. Ha generado esta grieta absurda donde parece que hay partidarios de la vida y de la muerte, soslayando el impacto económico tremendo que tienen estas medidas de confinamiento”.
También se refirió “al impacto psicosocial que está teniendo la cuarentena en el aumento de la angustia, depresión y divorcios, que hace que la gente esté deshilachando el aislamiento, y si después hay que endurecer algunas medidas, va a ser muy difícil hacerlo”.
En ese sentido se mostró partidario de “un esquema valvular intermitente, en el que vayamos viendo indicadores objetivos, como la ocupación de camas de terapia intensiva, cuándo es necesario endurecer las medidas, porque claramente no podemos vivir confinados hasta que tengamos una vacuna”, resumió.
Tras reiterar la necesidad de buscar “una salida estratégica”, criticó que hoy el Gobierno tiene un consejo asesor que tiene “una mirada muy centrada en la enfermedad y poco centrada en los demás pilares, que trascienden lo sanitario”. Y en ese punto, marcó que “no se ha convocado a la oposición. Debemos trabajar juntos, gobierno y oposición, para buscar una salida viable”, concluyó.
En la Provincia
Por su parte, la decana de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNL, Larisa Carrera, centró más su mirada en la provincia de Santa Fe, y realizó un racconto de las acciones y medidas que se fueron tomando para contener la propagación del COVID19 y avanzar en la preparación del sistema de salud y la capacitación del personal durante este tiempo. Recordó que en una primera instancia, el Gobierno provincial convocó a las Facultades de Medicina, a los colegios profesionales de diferentes ramas de la salud, a ONGs, obras sociales, y efectores de salud públicos y privados, para formar comisiones que asesoren y colaboren en la materia. “El aislamiento fue clave para poder trabajar en darle tiempo al sistema de salud para que se prepare, para que cuente con equipamiento de protección para los trabajadores de salud; para abordar la situación crítica de pacientes que tuvieran COVID19, y para articular entre sistema público y privado. No estábamos organizados y no teníamos demasiadas herramientas”, recordó. En ese contexto, evaluó que el “aislamiento fue medida apropiada para la situación en la que estábamos”.
También se mostró convencida de que “es necesario salir ordenadamente de la cuarentena, porque evidentemente los más de 70 días que llevamos tienen un impacto económico importante”, pero remarcó que “la dicotomía economía-salud no es real”, sino que instó “a pensar colaborativamente desde estas dos miradas cómo salir ordenadamente”.
Finalmente coincidió con Rubinstein en que en esta situación de pandemia “no puede haber grieta; hay que analizar la situación sin pasiones y hay que trabajar colaborativamente entre todos los sectores para encontrar el camino de salida, con el menor impacto sanitario en la vuelta a las actividades económicas”.