El cambio climático y el calentamiento global marcan nuevos desafíos para las ciudades, y en Santa Fe comenzamos hace algunos años a hacer las cosas como corresponden: cuidamos nuestro ecosistema, separamos la basura, tenemos ordenanzas claras para el manejo de residuos especiales y grandes generadores, y contamos con un complejo ambiental de primer nivel donde se realiza el tratamiento final de los restos generados en la ciudad.
Nuestro Relleno Sanitario es un predio modelo ubicado a la vera de la Circunvalación oeste, que goza de todas las normas de seguridad establecidas y donde funciona la planta de clasificación para el reciclado de los residuos secos, operada por unas 100 familias que integran la Asociación Dignidad y Vida Sana. Con él, estamos logrando reducir el impacto ambiental e ir resolviendo las problemáticas que causan los basurales a cielo abierto.
El área metropolitana genera miles y miles de kilos diarios de basura y en torno a ello estamos desarrollando otros proyectos, como la producción de biogás y la concreción de una planta de compostaje.
Además, nos propusimos trabajar con los recicladores informales, propiciando el cambio de esta actividad poco saludable. Queremos que no haya gente que viva de la basura; queremos que tengan oportunidades dignas de trabajo. Sabemos que esto no se hace de un día para el otro, sino que lleva tiempo y esfuerzo.
Por un lado, impulsamos las cooperativas de recuperadores urbanos, de manera de organizar a los recolectores , que puedan contar con un trabajo y cobertura de obra social, dejando los caballos y trabajando en forma conjunta para recolectar residuos secos que tienen valor y pueden venderse o reutilizarse.
También propiciamos nuevos emprendimientos como los transportistas clase «B», para que la recolección de residuos especiales o de grandes generadores como los restaurantes y otras empresas, sea hecha de manera más ordenada y exista una alternativa laboral para muchas familias que antes eran carreros.
Y estamos estudiando otras propuestas, pero sabiendo que apuntamos a los problemas de fondo. La formalización brinda mejores condiciones de vida a las familias, ayuda a eliminar los microbasurales y evita que estos residuos terminen tapando los canales y desagües de la ciudad, tan importantes para los momentos de lluvia.
Las acciones que pusimos en marcha en cuanto al servicio de recolección y transporte también apuntan a mejorar el cuidado del medio ambiente, a la vez que dignifica el trabajo de los carreros y disminuye la tracción a sangre con el reemplazo de caballos por vehículos a motor. Esto le permite a los nuevos recolectores contar, entre otras cosas, con monotributo, cobertura de una obra social, y hasta ordenar mejor sus tareas.
Además, esta formalización ayuda a eliminar los microbasurales que generan problemas sanitarios como la obstrucción de canales y desagües y a organizar el manejo de residuos de comercios y empresas.
Queremos que se respeten las normas de convivencia y que se cumpla con las pautas que rigen tanto para la separación de la basura como para la forma y el horario de su recolección. Nos estamos adaptando constantemente a nuevos escenarios y aún queda mucho por hacer, pero vamos por el camino correcto.