Los radicales somos Cambiemos

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Por José Corral, presidente del Comité Nacional

 

Creemos que Cambiemos representa para los argentinos los valores históricos del Radicalismo actualizados a los desafíos del siglo XXI. La UCR ha sido protagonista de la consolidación del cambio.

El 30 de enero de este año, en una cena en Olivos, comenzó a delinearse la estrategia electoral frente a las elecciones de mitad de mandato. Entre otras hipótesis que se evaluaron –como acordar en los distritos de gobernadores peronistas “colaboradores” con ellos- se sintetizó una idea que los radicales ayudamos a diseñar y que, como un trabajo político de orfebrería, semana a semana, el equipo nacional de Cambiemos iría configurando en los meses siguientes. Puede resumirse en unas pocas premisas:

– constituir Cambiemos en la mayor cantidad de distritos sobre la base de los partidos fundadores (UCR, PRO, CC, FE) incorporando, caso a caso, otras referencias provinciales, de modo de darle al gobierno un sostén legislativo propio con una identidad clara;

– conformar listas de consenso para concentrar las energías en la tarea principal: transmitir el mensaje de la necesidad de ratificar la decisión de cambiar tomada por los argentinos en 2015.

Mauricio Macri, además, transmitió aquella noche su decisión de liderar la campaña electoral en todos los distritos, más allá del buen clima de diálogo institucional con todos los gobernadores que es una de las notas principales de la nueva etapa del país.

El resultado es conocido: se constituyó Cambiemos en 23 distritos -y en CABA tuvo la expresión de Vamos Juntos con integrantes de las diversas fuerzas- y con muy pocas excepciones se presentaron listas de consenso.

Esa fue la estrategia que permitió ganar 13 provincias en las generales, entre ellas los 5 distritos que gobierna –renovando Corrientes en la elección de gobernador- y los 5 más poblados. Y ganó en 17 capitales de provincia, además de ser segunda fuerza en el resto del mapa. Cambiemos se graduó de fuerza política nacional.

Los radicales hicimos un gran aporte en las listas: lideramos 8 de los distritos que ganó Cambiemos y con este resultado electoral crecerán los bloques parlamentarios de la coalición y todos los partidos que lo integramos. La UCR pasará de los actuales 36 diputados a 43 y de 9 senadores a 13.

Los radicales somos Cambiemos. No sólo por ser fundadores en aquella Convención de Gualeguaychú, o por haber ratificado esa decisión por abrumadora mayoría en la Convención de La Plata este año. Ni siquiera porque el electorado tradicional cercano el radicalismo como las clases medias urbanas, los territorios agroindustriales, los universitarios, los pequeños empresarios, los emprendedores hayan apoyado masivamente a Cambiemos.

Somos Cambiemos, porque en esa identidad nueva los argentinos han depositado los valores que son el bagaje histórico del radicalismo: la libertad, la democracia, los derechos humanos, el respeto a las instituciones, el progreso social en base al esfuerzo, el ejercicio de la diversidad, la lucha contra la probreza y las mafias, el cuidado del ambiente. Y porque compartimos las líneas programáticas principales del gobierno: la normalización de la economía, el vínculo multilateral abierto e inteligente con el mundo, el desarrollo de nuestras potencialidades productivas diversas, la mejora de la educación, la formalización el empleo negro, la modernización el estado, solo para enunciar algunas de las tareas que ya están en marcha.

Habrá que seguir conversando como la UCR, PRO y la CC mejoramos la dinámica de la coalición para que se aprovechen en la toma de decisiones todas nuestras experiencias, miradas, creatividad, en el marco del diseño institucional que dicta la Constitución Nacional y que distribuye roles diferentes a los diversos poderes y a Nación, provincias y municipios.

Pero ese trabajo de seguir construyendo y mejorando Cambiemos lo haremos gobernando, con la renovada energía y el tiempo que nos da el respaldo electoral y mientras resolvemos gradualmente los problemas que nos dejó el populismo, para dejarlo definitivamente en el pasado.